
En medio del creciente conflicto entre Israel y el grupo armado libanés Hezbolá, más de 1,000 ciudadanos estadounidenses han sido evacuados de Líbano en vuelos chárter organizados por el gobierno de Estados Unidos. La evacuación comenzó el 2 de octubre y ha sido facilitada a través de Turquía, según confirmó la cónsul general de Estados Unidos en Estambul, Julie Eadeh.
Evacuación aérea y coordinación internacional
Hasta ahora, 10 de los 12 vuelos chárter programados han llegado a Estambul, transportando a 1,025 estadounidenses y sus familiares directos. Estas operaciones son parte de los esfuerzos del gobierno de Estados Unidos para asegurar la salida de sus ciudadanos de Líbano, mientras el aeropuerto de Beirut sigue operativo.
“Es la forma más rápida y segura de sacar a los estadounidenses del peligro”, señaló Eadeh en una entrevista, destacando que el gobierno lleva meses planificando diferentes contingencias debido a la inestabilidad de la región. Los evacuados, como Nadine El Shab, quien viajó con su bebé, expresaron su alivio por haber salido de Líbano, pero también la angustia que vivieron debido a la situación de seguridad.
Planes para más evacuaciones
Estados Unidos sigue organizando vuelos chárter hacia otros destinos, como Fráncfort y Doha, y se espera que continúen estas evacuaciones para atender a los miles de ciudadanos que aún permanecen en Líbano. Hasta ahora, además de los vuelos fletados, Washington ha asegurado más de 4,500 plazas en vuelos comerciales, aunque muchas de estas plazas no han sido ocupadas.
Posible evacuación marítima
A medida que la situación en Líbano sigue deteriorándose, Estados Unidos y otros países aliados, como Turquía y Chipre, están preparando opciones de evacuación por mar, en caso de que el aeropuerto de Beirut deje de estar operativo. Esta medida podría resultar más complicada y arriesgada, pero varios países ya han colaborado para prepararse ante este escenario.
La situación en la región continúa siendo dinámica y la evacuación de ciudadanos extranjeros sigue siendo una prioridad para muchos gobiernos, mientras el conflicto en el Medio Oriente sigue escalando.