
Ecuador enfrenta una de las crisis energéticas más graves de su historia debido a la sequía más intensa en seis décadas. A partir de esta semana, el gobierno anunció que los apagones continuarán en bloques de hasta 14 horas diarias, medida que podría extenderse hasta diciembre si persisten las condiciones climáticas actuales.
El presidente Daniel Noboa aseguró que la estrategia incluye la importación de turbinas térmicas, lo cual podría reducir los apagones hacia el fin de año. Asimismo, el mandatario planea viajar a Colombia para participar en la COP16 y negociar la reanudación de la venta de electricidad, ya que Colombia suspendió su suministro a Ecuador el pasado 9 de octubre.
La sequía ha reducido los embalses de las hidroeléctricas, que representan cerca del 70% de la energía nacional, causando un déficit de 1,600 Mw. Con esta situación, los apagones, que hace un mes pasaron de ocho a 14 horas, se han convertido en un serio desafío para el sector productivo, con pérdidas estimadas de 12 millones de dólares por cada hora de interrupción, según reportes empresariales.
El Congreso de Ecuador también aprobó recientemente un proyecto de ley para impulsar la generación de energías limpias, con el objetivo de facilitar la inversión privada en el sector energético y promover la importación de gas natural como alternativa de generación eléctrica. Esta medida busca mitigar los efectos de la sequía y reducir la dependencia de fuentes hidroeléctricas.
El impacto de la crisis hídrica se ha extendido a otros sectores, afectando el suministro de agua potable, la producción agrícola y las telecomunicaciones, además de generar más de 4,000 incendios forestales en el país. Actualmente, 20 de las 24 provincias de Ecuador se encuentran en alerta roja debido a estas condiciones extremas.
Autoridades locales y expertos atribuyen esta situación a los efectos del cambio climático, que ha afectado a diversas regiones de Sudamérica, donde ríos emblemáticos, como el Amazonas, también han experimentado niveles alarmantemente bajos.
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