Tres días después de que intensas lluvias provocaron históricas inundaciones en el sur de Valencia, en España, el impacto inicial ha dado paso a la frustración y el llamado urgente de los habitantes por asistencia. Hasta ahora, al menos 158 personas han perdido la vida, mientras que algunos pueblos continúan incomunicados y sin servicios básicos como electricidad o agua potable.
En la comunidad de Alfafar, uno de los lugares más afectados, residentes han solicitado ayuda a través de los medios de comunicación. Según testimonios de los pobladores, aún hay personas sin acceso a medicamentos y productos de primera necesidad. La falta de respuesta ha generado tensión, en tanto que vecinos y voluntarios se organizan para conseguir víveres y limpiar las calles de lodo y escombros.
En otras comunidades, como Paiporta y Catarroja, los residentes han tenido que caminar varios kilómetros hasta Valencia para conseguir provisiones. Incluso, habitantes de áreas menos afectadas han brindado apoyo, ofreciendo agua, alimentos y ayuda en las labores de limpieza.
Juan Ramón Adsuara, alcalde de Alfafar, describió la situación como crítica, señalando que algunos residentes han convivido con cuerpos de víctimas en sus hogares debido a la lentitud de la respuesta oficial.
Las redes sociales han sido fundamentales para coordinar la ayuda, conectar a los afectados con voluntarios y organizar campañas de recaudación de fondos. A través de iniciativas como Suport Mutu, los ciudadanos han canalizado apoyo hacia las zonas más afectadas.
Aunque las tormentas otoñales son habituales en la costa mediterránea española, esta ha sido una de las más intensas en la historia reciente, y científicos atribuyen su severidad al cambio climático. Según un análisis preliminar de World Weather Attribution, la probabilidad de tormentas como esta en Valencia se ha duplicado debido al calentamiento global.
Estas lluvias se presentaron tras un periodo de sequía en España, lo que agravó las inundaciones, ya que el suelo seco no logró absorber el exceso de agua.