
La madrugada de este jueves, un intenso ataque de drones rusos impactó Kiev durante más de ocho horas, con decenas de drones que ingresaron desde múltiples direcciones en un intento de probar las defensas aéreas y mantener a los ciudadanos en alerta constante. Las fuerzas ucranianas lograron interceptar al menos 36 drones, pero los escombros causaron daños en varios edificios y un hospital, además de provocar un incendio en el piso 33 de un complejo residencial, dejando al menos dos personas heridas.
Las autoridades han informado que estos ataques son cada vez más frecuentes, afectando tanto a la infraestructura civil como a la moral de la población. Según el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, el uso de drones Shahed de fabricación iraní por parte de Rusia se ha incrementado diez veces en comparación con el mismo período del año anterior.
Además de atacar infraestructuras estratégicas, estos ataques están dirigidos a debilitar las defensas aéreas de Ucrania, que enfrenta un ejército ruso considerablemente más grande y mejor equipado. Los ataques en regiones vecinas como Zhytomyr también han provocado cortes de energía, en tanto que en el sur, en Odesa, un ataque similar causó heridas a un residente y daños en un edificio de 11 pisos.
Ante la proximidad de los mil días de conflicto y la complejidad de la situación, Ucrania depende del apoyo de Occidente para resistir, aunque la reciente elección de Donald Trump en Estados Unidos ha generado incertidumbre respecto a la continuidad de la ayuda militar norteamericana.