
El lunes 11 de noviembre, Ucrania activó alertas de ataque aéreo en casi todo su territorio luego del despegue de bombarderos rusos, en respuesta a ataques nocturnos que dejaron al menos seis fallecidos en las ciudades de Mikolaiv y Zaporiyia. La alerta fue emitida por la fuerza aérea ucraniana, que informó sobre el despegue de aviones MiG-31K y bombarderos estratégicos Tu-95 rusos, los cuales tienen capacidad para lanzar misiles de largo alcance.
La escalada de tensiones ocurre poco después de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sostuviera conversaciones con el presidente ruso, Vladímir Putin, sobre el conflicto en Ucrania. Según informes de medios, Trump expresó a Putin su interés en trabajar por la paz en Europa y en mantener la presencia militar estadounidense como elemento de disuasión.
En paralelo, la guerra de drones entre Ucrania y Rusia también ha intensificado la tensión. El domingo, Rusia reportó haber derribado 34 drones ucranianos cerca de Moscú y en regiones cercanas, mientras que Ucrania denunció el sábado un ataque masivo ruso con 145 drones contra su capital y varias regiones, aunque se reportó la neutralización de 62 de estos.
La situación en el este de Ucrania sigue siendo complicada, con Rusia reclamando la captura de Vovchenka, un pueblo en Donetsk, y el fortalecimiento de su alianza militar con Corea del Norte. Autoridades surcoreanas y occidentales estiman que Corea del Norte ha enviado alrededor de 10,000 soldados para unirse a las tropas rusas en la región, como parte de un tratado de defensa mutua entre ambos países.
Este conflicto, que comenzó en 2022, mantiene a Ucrania y Rusia en un constante enfrentamiento y a la comunidad internacional atenta a la evolución de los hechos y a los esfuerzos de paz en Europa.