La guerra entre Rusia y Ucrania ha entrado en lo que el gobierno ruso ha denominado una “nueva fase”, luego de que Ucrania atacara una instalación militar en la región fronteriza de Briansk con misiles ATACMS suministrados por Estados Unidos. Este hecho marca el primer uso confirmado de estos misiles tras la autorización de su envío por parte de Washington.
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, declaró desde Río de Janeiro que Rusia considera este ataque una agresión directa, en la que implica la participación de expertos militares estadounidenses. Lavrov advirtió que el uso de estos misiles representa una escalada en el conflicto y aseguró que Moscú tomará medidas de represalia adecuadas.
El ataque y su contexto
El ataque con misiles ATACMS se llevó a cabo el martes, según confirmó una fuente ucraniana que prefirió mantenerse en el anonimato. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, declaró en conferencia de prensa que su país dispone de estos misiles y que están decididos a utilizarlos, aunque evitó confirmar si el ataque reciente fue con estas armas.
Desde el inicio del conflicto en 2022, Ucrania ha recibido apoyo militar de Occidente, lo que ha tensado aún más las relaciones internacionales. Según Lavrov, el uso de misiles de largo alcance no sería posible sin el apoyo técnico y de inteligencia de Estados Unidos, incluyendo datos satelitales y asistencia en la programación de objetivos.
Reacciones y medidas internacionales
En Europa, las tensiones crecen ante la posibilidad de una escalada del conflicto. Suecia y Finlandia, países que recientemente abandonaron su política de neutralidad militar para unirse a la OTAN, han intensificado campañas de preparación ante posibles conflictos. Suecia ha distribuido guías a la población con recomendaciones para enfrentar emergencias, incluyendo guerras y desastres naturales.
Rusia, por su parte, ha reiterado que cualquier ataque en profundidad a su territorio por parte de Ucrania, con armamento proporcionado por países de la OTAN, será interpretado como un acto de guerra directa entre Moscú y la alianza atlántica.
El uso de los misiles ATACMS pone en el centro del debate el equilibrio de poder en la región y el papel de los aliados occidentales en el conflicto, mientras los llamados a evitar una mayor escalada continúan resonando a nivel global.