
Una peculiar formación rocosa en la Antártida ha capturado la atención de científicos y entusiastas desde 2016 debido a su notable apariencia simétrica que recuerda a una pirámide egipcia. Esta montaña, sin nombre oficial, se encuentra en las montañas Ellsworth, al sur del continente helado, y alcanza una altura de 1,265 metros.
Un fenómeno natural moldeado por millones de años
Aunque su forma ha despertado teorías de civilizaciones olvidadas o intervención extraterrestre, los expertos explican que esta formación es el resultado de procesos geológicos y climáticos. Según Mauri Pelto, profesor de ciencias ambientales en Nichols College, la erosión causada por el hielo y el deshielo a lo largo de cientos de millones de años es responsable de su aspecto geométrico.
“El agua que se congela en pequeñas grietas durante la noche expande estas fracturas y provoca que grandes fragmentos de roca se desprendan, moldeando la montaña”, señala Pelto. De hecho, este proceso también ha dado forma a otras montañas piramidales como el Matterhorn en los Alpes suizos.
Contexto histórico y geológico
La región donde se encuentra esta montaña alberga fósiles de criaturas del período Cámbrico, que datan de hace más de 500 millones de años, lo que convierte al área en un punto de interés geológico y paleontológico. Las montañas Ellsworth fueron descubiertas en 1935 durante un vuelo del aviador Lincoln Ellsworth y han sido objeto de estudios desde entonces.
Ciencia frente a teorías conspirativas
Pese a las explicaciones científicas, algunos teóricos de la conspiración sugieren que la montaña podría ser obra de una civilización avanzada o incluso extraterrestres. Sin embargo, Eric Rignot, científico de la NASA y profesor en la Universidad de California, descarta estas teorías: “Las formas piramidales no son imposibles. Muchas montañas tienen lados que parecen pirámides, aunque rara vez cuatro”.
Un recordatorio de la fuerza de la naturaleza
La “pirámide de la Antártida” sigue siendo un ejemplo fascinante de cómo los procesos naturales pueden crear estructuras que desafían la imaginación. Más allá de las teorías, su forma es un testimonio del poder transformador del clima y la geología en el planeta.