
El ejército ruso lanzó un misil Iskander-M contra un campo de entrenamiento militar en el centro-este de Ucrania el pasado sábado, a más de 100 kilómetros de la línea del frente. Según las autoridades ucranianas, el ataque dejó numerosas víctimas, aunque el número exacto de fallecidos y heridos aún no ha sido confirmado oficialmente.
Impacto del ataque y primeras estimaciones
El bloguero militar ucraniano Yuri Butousov informó que el ataque podría haber causado entre 30 y 40 muertos y hasta 90 heridos, aunque las cifras aún no han sido verificadas por fuentes oficiales.
El comandante de las tropas terrestres ucranianas, Mijailo Drapati, expresó sus condolencias a las familias de los fallecidos y describió el suceso como una “horrible consecuencia de un ataque enemigo”.
Debate sobre las circunstancias del ataque
La diputada ucraniana Mariana Bezugla declaró en redes sociales que el ataque ocurrió mientras los soldados estaban alineados, lo que generó críticas hacia el mando militar ucraniano por una supuesta “incapacidad para adaptarse”.
Sin embargo, una fuente militar ucraniana, que prefirió mantener el anonimato, desmintió esta versión y aseguró que no hubo congregación de soldados en el lugar del impacto. Explicó que el misil, equipado con munición de fragmentación, se dispersó sobre una amplia zona donde había carpas de soldados.
Apertura de una investigación
El general Mijailo Drapati anunció el inicio de una investigación formal para esclarecer las circunstancias del ataque y evaluar las decisiones tomadas antes y durante el incidente. En su mensaje, denunció la falta de “decisiones oportunas” y criticó a los militares que, según él, aplican “procedimientos obsoletos” que ponen en riesgo la seguridad del personal.
“No permitiré que se esconda la verdad bajo la niebla de la burocracia”, afirmó Drapati, subrayando la importancia de aprender de lo ocurrido para evitar futuras tragedias.
Antecedentes de ataques similares
Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, las tropas rusas han llevado a cabo otros ataques contra posiciones militares ucranianas. En septiembre de 2024, un bombardeo en un instituto militar en Poltava dejó un saldo de cerca de 60 muertos y más de 300 heridos, evidenciando los riesgos continuos para las tropas ucranianas en la zona de conflicto.
Las autoridades ucranianas se mantienen en alerta y continúan colaborando con la comunidad internacional para reforzar la seguridad y proteger a su personal militar en medio de la prolongada crisis bélica.